Que mi
música se vista de morado.
Que viaje como en clave de sol al atardecer
dejando
las montañas llenas de musgo púrpura.
Que cada
sonido se lleve los miedos de la humanidad y que su rastro huela a
lavanda.
Que cada
flor violeta sea un beso y que esos besos regalen cada oído.
Que
nuestras venas sean las cuerdas de guitarra y nos inviten siempre a bailar el universo.
Que nos
pongamos morados de canciones donde la dignidad sea digna hija de la humildad.
Que las
saetas abandonen la tristeza igual que las lilas traen la alegría a la
primavera.
Que el
vacío entre el tu y el yo no se quede en blanco
y la
vida pueda seguir tocando en armonía.
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