domingo, 16 de noviembre de 2014

El hombre de antes y la mujer sombra.

Soy un hombre como los de antes,
en el ahora.

Busco una mujer en forma de sombra
como los niños perdidos de la Isla de Nunca Jamás.

Coseré y descoseré la sombra a mi antojo.

De día, la tendré pegada a mis ilusiones
y por la noche, me esperará calentando mi cama
mientras yo caliento otras.

Mi sombra hará que crezca hierba fresca
cuando mis pasos de fuego hayan arrasado el camino.

Le daré el privilegio de seguirme,
en agradecimiento a los servicios prestados.

Y tiraré migajas de pan dorado
a las palomas que se protejan en ella.

Soy un hombre brandy
y me pongo la etiqueta de Espléndido.


En las cosas de los sueños no conviene ser prudente.

Como una vela que se muere de repente
han borrado mis pasos el camino marcado.

Una navaja que entra en la carne ya muerta
aunque siente que aún sigue viva.

La cirugía emocional está sobrevalorada.

No existe un después más valioso que un antes
ni un antes más acogedor que un después.

La neutralidad es la cuchilla de la voluntad
que corta las cadenas.

No hay piedad para ningún recuerdo,
simplemente desaparece.

Desde la distancia se ve todo
desde un tiempo indefinido.

Y cuando el tiempo no es tiempo
nada ha existido, nada existe y nada existirá.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Sinfonía en morado

Que mi música se vista de morado.

Que viaje como en clave de sol al atardecer
dejando las montañas llenas de musgo púrpura.

Que cada sonido se lleve los miedos de la humanidad y que su rastro huela a lavanda.

Que cada flor violeta sea un beso y que esos besos regalen cada oído.

Que nuestras venas sean las cuerdas de guitarra y nos inviten siempre a bailar el universo.

Que nos pongamos morados de canciones donde la dignidad sea digna hija de la humildad.

Que las saetas abandonen la tristeza igual que las lilas traen la alegría a la primavera.

Que el vacío entre el tu y el yo no se quede en blanco
y la vida pueda seguir tocando en armonía.